Resultados a escala de laboratorio del proyecto Cobalto Verde, que lidera la Universidad Andrés Bello en colaboración con la Universidad de Chile y la empresa minera Pucobre, apuntan a obtener en el país el llamado “oro azul” en forma ambientalmente amigable
Chile podría convertirse en uno de los tres principales productores mundiales de cobalto extrayendo desde relaves mineros este metal esencial para la transición energética debido a su uso en la fabricación de baterías de ión-litio para dispositivos electrónicos y vehículos eléctricos, posicionando al país como un actor relevante en la industria de la electromovilidad y la energía verde.
A este objetivo apunta Cobalto Verde, un proyecto Fondef Tecnologías Avanzadas 2023-2027 adjudicado por ANID al Centro de Biotecnología de Sistemas de la Universidad Andrés Bello (CSB UNAB) junto al Departamento de Geología de la Universidad de Chile y el Advanced Mining Technology Center (AMTC), de la misma casa de estudios, en colaboración con la empresa Pucobre como socia estratégica.
El método en el que están trabajando busca obtener el cobalto a través de biolixiviación desde relaves de yacimientos tipo IOCG (óxidos de hierro-cobre-oro), que son comunes en las regiones de Atacama y Coquimbo, y se caracterizan por una alta concentración de pirita. Los microorganismos oxidan el hierro y el azufre que estructuran la pirita, disolviendo así este mineral y liberando el cobalto que está asociado a él.
Hace unos días el proyecto cumplió un año de ejecución, plazo en el cual el equipo de investigadores de la Universidad Andrés Bello ya ha logrado identificar dos consorcios microbianos biomineros con una importante capacidad de biolixiviar cobalto de relaves y concentrados. En agosto pasado ingresaron al INAPI una solicitud de patente de invención provisional para un consorcio de microorganismos que comprende cepas de tres géneros de bacterias.
“Los resultados han sido alentadores, tanto en pruebas de laboratorio como en columnas, lo que nos impulsa hacia una minería más sostenible y con menos residuos, donde los relaves se reprocesen y se aproveche al máximo su valor”, dice Pilar Parada, directora de CSB UNAB y del proyecto Cobalto Verde.
Estudios indican que empleando este enfoque se podría liberar un potencial de recuperación de hasta 15.000 toneladas anuales de cobalto, lo que contribuiría a diversificar la matriz productiva chilena y asegurar un suministro sostenible de un mineral cuya alta demanda a nivel mundial ha llevado a bautizarlo como “oro azul”.
Economía circular para una minería sin relaves
“Además de rescatar las mejores prácticas de la minería, Cobalto Verde también incorpora la economía circular dentro de esta nueva mirada, de manera de poder aprovechar de mejor manera un recurso que todavía está presente en los relaves y cuya obtención implica eliminar de los relaves la pirita, un mineral con alto impacto ambiental, por su potencial de ocasionar drenajes ácidos de mina y derrames no deseados en lugares cercanos a asentamientos urbanos”, dice Pilar Parada.
Lo anterior, debido a que al contacto con aire y agua, la pirita experimenta procesos de oxidación e hidrólisis naturales, que generan ácido sulfúrico y pueden producir drenaje minero ácido que arrastra también otros metales y puede contaminar aguas superficiales y subterráneas, además de ser tóxicos en diverso grado para la salud humana, la fauna y la vegetación.
Brian Townley, académico del Departamento de Geología Universidad de Chile y director alterno de Cobalto Verde, señala que el proyecto “además del beneficio de no poner más pirita en los relaves, al dejar un relave final libre de sulfuros y de metales pesados, eventualmente podría ser utilizado como un árido, un material de construcción. Por lo tanto, si de ese residuo final podemos recuperar o extraer todo lo de valor que contenga y convertimos el resto en material de construcción, estaríamos en una minería del futuro”.
Al finalizar el proyecto, en 2027, se espera montar una planta piloto preindustrial en la Planta San José de Pucobre, en Tierra Amarilla (región de Atacama), que permita escalar las condiciones de laboratorio para la recuperación de cobalto a partir de estériles.
Hace unos días se dieron a conocer los avances del proyecto a un comité de representantes de empresas e instituciones como Pucobre, Antofagasta Minerals, Mitsubishi MCI, Minnovex, el Centro Nacional de Pilotaje (CNP), Enami y JRI Ingeniería, quienes mostraron gran interés por la metodología y resultados preliminares que se están obteniendo.
Pablo Tapia, gerente de Operaciones de Pucobre, destacó la alianza estratégica con las universidades Andrés Bello y de Chile como “un ejemplo de colaboración virtuosa, que genera beneficios mutuos y promueve el desarrollo sostenible de la industria”.
El ejecutivo añadió que “los relaves son un desafío, un pasivo que nos obliga a mirarnos internamente y a innovar con proyectos como este. Creemos que la biolixiviación de cobalto desde relaves va a ser un gran aporte no solo para Pucobre, sino para la industria minera y para las próximas generaciones”.