Mantener rutinas antes de dormir: Priorizando actividades tranquilas que favorezcan el buen descanso como: escuchar música suave, leer cuentos juntos, hacer ejercicios de relajación, o dar un baño templado una hora antes de acostarse.
Cuidar los hábitos de sueño: Evitando el uso de pantallas luminosas como televisión, computador o celulares previo al descanso nocturno. También es recomendable mantener horarios regulares para irse a la cama, aunque cueste un poco los primeros días.
Evitar alimentos estimulantes: Reducir el consumo de productos achocolatados, comidas con aliños fuertes o muy saladas, especialmente en la tarde-noche, ya que pueden dificultar el buen descanso.