En la actualidad, el verdadero éxito no se mide únicamente por la riqueza material o los logros individuales, sino por la capacidad de construir buenas relaciones, recibir apoyo y compartir sueños con quienes nos rodean. La idea de que el éxito se alcanza únicamente mediante el esfuerzo personal es un mito arraigado en nuestra sociedad, una ilusión que ignora la complejidad de las estructuras económicas y sociales en las que vivimos.
Elon Musk, una de las figuras más emblemáticas del éxito empresarial contemporáneo, ha promovido la idea de que cualquiera puede alcanzar grandes logros por mérito propio. Sin embargo, al analizar su trayectoria, es evidente que muchos de sus proyectos han sido respaldados con financiamiento gubernamental y apoyo estructural. Esto nos lleva a reflexionar sobre una verdad incómoda: vivimos en una sociedad capitalista, donde los recursos y las oportunidades no están distribuidos de manera equitativa.
La desigualdad económica no es solo una cuestión de ingresos, sino también de acceso a la toma de decisiones políticas y económicas. En un mundo donde la riqueza está concentrada en pocas manos, los sectores más vulnerables sostienen la base del sistema a través de su trabajo y el pago de impuestos. Por ello, es fundamental no dejarnos engañar por discursos que simplifican la realidad, responsabilizando a ideologías de izquierda o derecha. La verdadera problemática radica en la existencia de grupos privilegiados que, sin importar su afiliación política, se benefician de un sistema que favorece a unos pocos a costa de muchos.
El éxito, entonces, no puede seguir siendo visto como un fenómeno aislado o individual. Depende de factores como la colaboración, la honestidad y la equidad en los negocios. Debemos reconocer los méritos reales, pero sin vender falsas ilusiones de autosuficiencia. Nadie se hace a sí mismo en un vacío; todos dependemos, en mayor o menor medida, de las estructuras económicas y sociales que nos rodean.
Es tiempo de cambiar nuestra perspectiva. Crecer y compartir debe ser la nueva visión del éxito, una que valore la cooperación por encima de la competencia desmedida y que entienda que el progreso genuino es aquel que beneficia a todos, no solo a unos cuantos privilegiados.
Juan Carlos Hernández Caycho
Periodista
Diario El Nortino