Como es de conocimiento público, el abastecimiento de agua de Iquique ha sido un problema histórico y para nadie es un misterio que el cambio climático esta provocando sequias y escasez hídrica en todo el mundo.
Iquique, se abastece de pozos de agua ubicados a mas de 100 kilómetros de distancia y a mas de 1.200 metros de altura, desde las vertientes ubicadas en Pica y Chintaguay, esto produjo que muchas viñas se secaran al igual que el Valle de Quisma, donde aún el estado de Chile tiene una deuda histórica pendiente con los propietarios de las parcelas del Valle de Quisma
Pero Iquique es una ciudad en constante crecimiento, enfrenta un desafío crítico: el acceso al agua potable. La creciente demanda hídrica, impulsada por el aumento poblacional y el desarrollo económico, hace imprescindible una solución sostenible y a largo plazo. La instalación de una planta desaladora de agua, alimentada con energía solar, no solo es una prioridad de infraestructura, sino una necesidad urgente para garantizar la independencia y seguridad hídrica de la región.
Actualmente, Iquique depende de fuentes de agua limitadas, lo que la hace vulnerable a la escasez y a las variaciones climáticas. Mientras otras ciudades del norte, como Antofagasta, Tocopilla, Caldera y Copiapó han avanzado en la construcción de plantas desaladoras y, otras ciudades como Coquimbo y la Serena, Pichilemu y Cobquecura ya están en proceso de implementar plantas desaladoras. Iquique no puede quedarse atrás ni depender indefinidamente de fuentes externas. La desalación de agua de mar es una alternativa viable y sostenible, especialmente cuando se combina con energía solar, un recurso abundante en la zona.
El uso de energía solar para alimentar la planta reduciría significativamente los costos operativos y la huella de carbono, alineándose con los objetivos de desarrollo sustentable. Además, garantizaría un suministro estable de agua potable para la población y las industrias, fomentando el crecimiento sin comprometer los recursos naturales.
Es momento de que las autoridades y la ciudadanía prioricen esta inversión. No podemos seguir postergando decisiones estratégicas. La seguridad hídrica no solo es un factor clave para la calidad de vida de los habitantes, sino también para la competitividad y el desarrollo de Iquique.
Construir una planta desaladora con energía solar no es un lujo, sino una necesidad urgente. Si otras ciudades del norte ya están avanzando en esta dirección, ¿por qué Iquique debería quedarse atrás? El futuro de la ciudad depende de decisiones audaces y visionarias. Ahora es el momento de actuar con visión de futuro, mostrar liderazgo y no quedarse en la zona de confort incapaz de ver el futuro que se avecina.
Ernesto Vargas Olcay
Ingeniero Constructor
Escritor aimara