Caleta Cañamo se vistió de colores, risas y tradición este fin de semana, cuando sus pobladores celebraron con entusiasmo una de las festividades más esperadas del año: el Gran Carnaval. Durante tres días consecutivos, la caleta se convirtió en el escenario de un espectáculo sin precedentes, donde la comunidad revivió las costumbres de antaño y se entregó por completo a la alegría y la hermandad.
Desde el primer día, la algarabía se apoderó de cada rincón. Familias enteras participaron en concursos y actividades recreativas, mientras las calles se llenaban de niños y adultos jugando con agua, harina y talco de colores, en un despliegue de júbilo que hizo eco de las antiguas festividades. La verbena nocturna reunió a propios y visitantes, quienes disfrutaron de un ambiente festivo animado por el espíritu comunitario y la música vibrante que resonaba en cada esquina.
Uno de los momentos más emblemáticos del Carnaval fue la tradicional «levanta muertos» y «rompiendo el alba», una celebración matutina que, con su peculiar humor y energía, revitalizó a los asistentes después de largas horas de baile y celebración. Pero la cúspide de la festividad llegó con la esperada «quema del mono», un rito simbólico donde la figura ardiente iluminó la tarde entre lágrimas de la viuda y la emoción de los presentes, cerrando así un ciclo de fiesta y renovación.
La velada contó con la presentación del Grupo Los Súper Maravillosos, quienes, con su talento y carisma, hicieron vibrar a la multitud hasta el amanecer del domingo. Cada acorde musical avivó la pasión de los asistentes, convirtiendo la celebración en una experiencia inolvidable.
Este Carnaval, más que una simple festividad, se convirtió en un renacer de las tradiciones, en un abrazo colectivo que unió generaciones y reafirmó la identidad de un pueblo que sigue celebrando con orgullo sus raíces. En cada risa, en cada canción, en cada chispa de fuego danzando en la oscuridad, quedó grabado el espíritu de una comunidad que se niega a dejar morir la magia de sus fiestas.
Así, entre recuerdos y nuevas memorias, Caleta Cañamo despidió su Carnaval, con la promesa de que, el próximo año, las calles volverán a llenarse de colores, alegría y el inquebrantable espíritu festivo que define a su gente.