“Justicia para Jacha Mama”: Clamor por esclarecer muerte de Maximiliana Amaro Mamani, guardiana Aymara de Quebe

La muerte de Maximiliana Amaro Mamani, conocida y respetada guardiana territorial Aymara, ha remecido a la comunidad de Quebe, en la comuna de Colchane, y ha encendido un llamado urgente a la justicia en todo el territorio del altiplano chileno.

Maximiliana, de 85 años, era mucho más que una adulta mayor de la zona rural. Madre, ganadera, tejedora, cantora, sabia portadora de tradiciones ancestrales y fuente viva del linaje cultural Aymara, era ampliamente reconocida por su entrega y dedicación a su pueblo. Siempre dispuesta a enseñar y a cuidar a los suyos, su trágico deceso ha desatado una ola de indignación y dolor que se extiende más allá de la frontera andina.

Una muerte que no se acepta como “natural”

El cuerpo de Maximiliana fue hallado el lunes 14 de abril, tendido sobre el piso de su dormitorio. Según informaron las autoridades, desde el viernes 11 no se tenía contacto con ella, lo que motivó a una de sus nietas a ingresar a su domicilio en busca de respuestas.

Lo que encontró fue un escenario que habla de violencia: la casa mostraba un desorden generalizado, faltaban documentos, dinero y pertenencias personales. La conclusión del Servicio Médico Legal (SML) fue categórica: Traumatismo Encéfalo Craneano (TEC) cerrado, descartando causas naturales.

Ante esto, la Policía de Investigaciones (PDI), a través de la Brigada de Homicidios de Iquique, activó las diligencias correspondientes para establecer la dinámica y los posibles responsables. El subprefecto Christian Sayago confirmó que se está trabajando bajo la hipótesis de robo con homicidio. Sin embargo, para la comunidad, esto no basta.

«Fue asesinada»: Vecinos exigen verdad y justicia

Vecinos del sector, familiares y organizaciones indígenas han sido enfáticos en señalar que Maximiliana no murió por causas naturales, ni por accidente. Las voces del altiplano lo dicen claro: «La asesinaron».

Desde la Fundación Andina Pirqa, con presencia en el territorio y dedicada al resguardo del patrimonio y derechos indígenas, se ha iniciado una campaña pública para exigir justicia, alertando sobre la situación a medios de comunicación y redes sociales:

“No bajaremos los brazos. No dejaremos de difundir hasta tener resultados. El o los asesinos siguen sueltos, andan por las calles de Chile. Podrían estar caminando ahora por Iquique, Alto Hospicio o el mercado”, expresaron a través de un comunicado.

La Alianza Mundial Aymara (AMA) también manifestó su preocupación e inició gestiones para elevar una alerta formal sobre este hecho y otras denuncias similares que han surgido en la zona de Colchane.

A través de sus redes, enviaron sus condolencias a la familia, en especial a su hija Novelia Amaro, y anunciaron que “el pueblo Aymara alzará su voz por justicia”.

Guardianes del orden espiritual y social

En este contexto, también ha tomado protagonismo el Consejo de Ancianos del Pueblo Aymara, un organismo tradicional que vela por el orden y la sabiduría en las comunidades. Integrado por autoridades ancestrales, su rol es crucial en momentos de crisis como este.

El Consejo, reunido en emergencia, manifestó que la muerte de Maximiliana Amaro Mamani no puede ser entendida sólo desde la lógica del crimen común. Para ellos, se trata de un atentado contra el linaje, la memoria y la espiritualidad del territorio: “No sólo perdimos a una hermana, perdimos a una sabedora, a un bastión de resistencia cultural. Lo que está en juego es la vida de todo un pueblo. Exigimos investigación profunda y respeto a nuestros procesos de justicia indígena”.

Violencia, abandono y miedo en la frontera

La zona fronteriza de Colchane, con sus paisajes imponentes y su tradición cultural milenaria, se ha convertido también en un punto de tensión constante. La migración descontrolada, el narcotráfico y la escasa presencia del Estado en materia de seguridad han generado una atmósfera de miedo, abandono y desprotección.

“Las políticas públicas han consolidado el miedo en nuestros territorios. No hay buen vivir posible si no nos cuidan, si no se hacen cargo de los procesos migratorios y de la violencia sistemática que sufrimos”, sostienen desde la Fundación Andina Pirqa.

Una mujer símbolo: Jacha Mama

Maximiliana era mucho más que una vecina. En la cosmovisión Aymara, se la consideraba Jacha Mama, una madre grande, sabia, protectora, con un profundo vínculo espiritual con la tierra.

“Cantaba con alegría, tejía con memoria, caminaba con sabiduría. Desde su lugar seguro fue hostigada, violentada. Y aun así, nunca bajó los brazos. Fue fuerte hasta el final”, dicen quienes la conocieron.

El llamado urgente: Justicia para Maximiliana

Hoy su nombre resuena no sólo en Quebe, sino en todas las comunidades altoandinas. El llamado es uno solo: justicia. Justicia no sólo para una mujer asesinada, sino para toda una cosmovisión violentada.

Mientras los peritajes de la PDI continúan, las comunidades se organizan. Marchas, rituales de despedida, declaraciones públicas y redes de apoyo se activan para mantener viva la memoria de Maximiliana y exigir resultados concretos de la investigación.

Porque, como dijo una de sus nietas, entre lágrimas: “Era mi abuela, pero también era la abuela de todos. Si no hacemos justicia por ella, ¿por quién más lo haremos?”.