El gigante tecnológico Meta, propietario de plataformas como WhatsApp, Instagram y Facebook, anunció recientemente la eliminación de sus programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés). Este movimiento coloca a la empresa en línea con otras grandes corporaciones que han revaluado sus iniciativas de DEI ante un panorama político y legal cambiante en Estados Unidos.
La decisión de Meta llega en un momento en el que los esfuerzos por promover la diversidad han sido objeto de debate y controversia en los tribunales y en la esfera política. Janelle Gale, responsable de personal de Meta, destacó que los cambios recientes en el enfoque de los tribunales estadounidenses hacia las iniciativas de DEI influyeron significativamente en la medida. Gale explicó que el concepto de diversidad se percibe ahora como una práctica que sugiere “un tratamiento preferente de unos grupos sobre otros”, lo que Meta considera incompatible con su aspiración de “servir a todo el mundo”.
En su comunicado interno, Gale enfatizó que las oportunidades no deberían darse ni quitarse en función de “características protectoras”, marcando un distanciamiento claro de las cuotas de representación de mujeres y minorías étnicas previamente implementadas por la compañía.
El desmantelamiento del equipo DEI de Meta coincide también con un cambio estratégico impulsado por su CEO, Mark Zuckerberg. En un aparente acercamiento a las ideas del presidente electo Donald Trump, Zuckerberg describió las elecciones de 2024 como un “punto de inflexión cultural”. Bajo esta nueva visión, la libertad de expresión parece ocupar un lugar central, mientras que las iniciativas de inclusión quedan relegadas.
En este contexto, Meta ha tomado medidas concretas, como la eliminación de cuotas en sus procesos de contratación y la reorientación de prácticas relacionadas con la diversidad. Además, la empresa anunció cambios en su liderazgo, incluyendo la dimisión de Nick Clegg, presidente de Asuntos Globales, y la incorporación al consejo directivo de figuras polémicas como Dana White, CEO de UFC y aliado cercano de Trump.
Meta no está sola en este giro. Empresas como Walmart, Harley-Davidson y John Deere también han reducido o eliminado sus programas de DEI en los últimos meses. Muchas de estas iniciativas surgieron tras las protestas por justicia racial en 2020, desencadenadas por el asesinato de George Floyd, y buscaban abordar desigualdades estructurales en el ámbito corporativo.
Sin embargo, los movimientos recientes reflejan una creciente resistencia a estas políticas, con sectores que las perciben como discriminatorias o divisivas. Esta tensión se ha intensificado en un contexto de polarización política y amenazas de boicots en redes sociales hacia empresas que defienden principios de inclusión.
La eliminación de los programas DEI en Meta plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de la diversidad en el ámbito laboral y más allá. Mientras algunos celebran este cambio como un paso hacia una meritocracia “pura”, otros lo ven como un retroceso preocupante que ignora las desigualdades sistémicas y las luchas históricas de grupos marginados.
En una sociedad marcada por la diversidad, el desmantelamiento de estas iniciativas podría tener repercusiones profundas. ¿Se está perdiendo la oportunidad de construir entornos laborales más equitativos? ¿O es este un paso necesario hacia un modelo más imparcial? El debate, sin duda, continuará ocupando un lugar central en la conversación pública.