En un hito histórico para la educación en Alto Hospicio, la Escuela Santa Laura ha logrado concretar la compra de un terreno fiscal que alberga su sede, marcando un punto de inflexión en la misión de brindar educación de calidad a los niños más vulnerables de la comuna.
La historia detrás de esta adquisición es un testimonio del compromiso y la perseverancia de Teresa Yon Jorquera, una educadora de párvulos iquiqueña cuyo sueño de establecer un centro educativo significativo finalmente se ha hecho realidad. Después de casi dos décadas de trabajo incansable, este año ha sido testigo de la materialización de su visión con la compra del inmueble donde ahora funciona la Academia Santa Laura.
La importancia de esta institución educativa no pasa desapercibida para las autoridades pertinentes. El seremi de Bienes Nacionales de Tarapacá ha elogiado el trabajo realizado por la escuela, destacando su labor en la formación de 540 alumnos, de los cuales 370 son hijos de migrantes. Esta compra representa un hito en la historia de la comunidad de Alto Hospicio, donde la necesidad de infraestructuras educativas adecuadas es apremiante.
Después de 26 años de arriendo y múltiples intentos por adquirir el terreno, la venta finalmente se ha concretado este año. En una superficie de media hectárea, la Escuela Santa Laura ahora brinda un espacio seguro y acogedor para los hijos de los vecinos de El Boro, en una comuna que enfrenta desafíos significativos en términos de acceso a la educación.
Teresa Yon Jorquera, quien lidera un equipo de 57 trabajadores dedicados, entre profesores y asistentes de la educación, resalta la importancia de este logro para la comunidad. Consciente de la alta vulnerabilidad de sus estudiantes, muchos de los cuales viven en condiciones precarias, ella enfatiza el papel fundamental que desempeña la institución en brindarles oportunidades educativas significativas.
La Seremi de Bienes Nacionales de Tarapacá ha reafirmado su compromiso de colaborar estrechamente con los servicios locales de educación para abordar el déficit de matrícula escolar en la región. Esta gestión se enmarca en un esfuerzo conjunto por construir nuevos establecimientos educativos que contribuyan a cerrar la brecha existente en términos de acceso a la educación.
La historia de la Escuela Santa Laura se remonta a 1998, cuando Hugo Araya Lazo, esposo de Teresa Yon, arrendó el terreno para actividades relacionadas con la extracción de áridos y la reparación de vehículos pesados. Sin embargo, en 2005, este terreno tomó un nuevo propósito con la fundación de la Academia Santa Laura, en honor a la antigua salitrera, convirtiéndose así en un símbolo de esperanza y oportunidad para la comunidad de Alto Hospicio.
Esta adquisición marca el comienzo de una nueva etapa en la historia de la educación en la comuna, donde la Escuela Santa Laura continúa su compromiso de ofrecer una educación de calidad e inclusiva para todos sus estudiantes, transformando vidas y construyendo un futuro más prometedor para la próxima generación.