La segunda fase de una startup: cómo convertir el rápido crecimiento en sostenibilidad a largo plazo

El año 2023 no fue un periodo fácil para las startups: la inflación y la inestabilidad geopolítica afectaron a las inversiones de capital de riesgo.

Este descenso ha llevado a replantearse en cierta medida el modelo de hipercrecimiento en favor de la búsqueda de una mayor sostenibilidad y resiliencia financiera.

Esto plantea un reto a las empresas innovadoras, que han superado la fase de puesta en marcha: se trata de encontrar la manera adecuada de convertir el rápido crecimiento de los primeros años en un negocio sostenible a largo plazo.

¿Cómo hacerlo? Centrándose más en el crecimiento sostenible que en el crecimiento.

El primer paso consiste en garantizar que los productos y servicios de las empresas sigan satisfaciendo las necesidades de su público objetivo.

Para lograrlo, es preferible centrarse en soluciones escalables que cumplan con las necesidades de los clientes, sin aumentar los costos de producción.

Al principio, es mejor enfocarse en una o algunas pocas líneas de negocio; solo después de perfeccionarlas se pueden introducir soluciones complementarias o abrir nuevos mercados para aumentar el target.

A veces es posible cambiar el propio mercado anticipándose a las necesidades de un segmento concreto e introduciendo una solución para satisfacerlas.

Para ello, sin embargo, hay que ser consciente de qué innovación se quiere introducir -de producto, de proceso o de estrategia de ventas-, y centrar la actividad en ello.

En las fases posteriores, sin embargo, también es importante desarrollar otros niveles de innovación, porque las empresas nuevas que han alcanzado el éxito mundial son las que, incluso en diferentes momentos, han desarrollado de forma óptima productos, procesos y estrategias de ventas.

Una vez clara la necesidad que la empresa pretende resolver, es esencial seleccionar cuidadosamente al equipo de la empresa con los que construir una relación de trabajo sana, desde la dirección hasta los colaboradores.

Una cualidad muy importante que hay que buscar es el pragmatismo: al principio de la vida de una startup, todas las personas que la integran deben estar convencidas de la necesidad de lanzar productos y servicios al mercado muy rápidamente; hay un tiempo para desarrollar soluciones perfectas, y otro en el que lo que determina el éxito de una idea es la rapidez con la que llega al público.

En una realidad tan cambiante como la de una startup, también es especialmente importante crear un sentido de pertenencia entre los trabajadores.

Mantener esta cultura a medida que la compañía crece no es fácil: un punto de partida es comprender los valores que guían a la empresa y transmitirlos a los colaboradores desde el proceso de contratación, para que ocupen un lugar central durante la incorporación de los nuevos trabajadores.

Por Hermione McKee, CFO Global de SumUp