Desde 2020 como iniciativa de la fundación The Hollister Confidence Project se conmemora cada 2 de marzo el Día Mundial del Bienestar Mental en la Adolescencia, instancia que sin duda es importante al momento de observar datos como los reportados por la Organización Mundial de la Salud en el año 2021, que dan cuenta de la presencia de trastornos de ansiedad en un 8,2% de la población comprendida en entre los 10 y 19 años.
Las perturbaciones al bienestar mental en la adolescencia como en cualquier periodo evolutivo son producidas por múltiples variables tanto de índole social como personal, sin embargo, es preciso puntualizar que el desarrollo de relaciones interpersonales en la adolescencia es una de las vías de aprendizaje e inserción a la vida adulta, en un momento crucial donde se comienzan a poner en práctica los distintos recursos personales que el adolescente adquirió a partir de sus experiencias infantiles con figuras significativas y con otros pares a través del juego.
En el juego, la niña y el niño interacciona con los juguetes y con otras figuras como familiares y docentes, depositando así sus fantasías y construcciones del mundo que le rodea para buscar alternativas creativas a los desafíos que advienen en su desarrollo. En el caso del adolescente, sería oportuno preguntarnos si el desarrollar un perfil en redes sociales, pertenecer a comunidades en juegos y canales de transmisión en línea serían formas actualizadas de establecimiento de interacciones, y cómo dichas interacciones entregan mayor sentido a la realidad en la que se encuentra inserto.
Dicho esto, es necesario comprender que las interacciones del adolescente en estos nuevos espacios de socialización y una mayor implicancia de los adultos significativos en esta “puesta en práctica” de habilidades, pudiesen otorgar un ambiente facilitador para que explore con seguridad las relaciones interpersonales, entendiendo la importancia que tiene para ellos la participación y compromiso social con grupos de pares y la búsqueda de la independencia emocional de sus padres y otros adultos como base para el desarrollo de una integrada percepción de sí mismos y el aprendizaje a partir de experiencias propias con una mayor sensación de eficacia en la interacción.
Javier Rodrigo Molina Sanhueza
Psicólogo clínico Capsi
Universidad Andrés Bello – Sede Concepción