La política es un reflejo de la sociedad que representa. Los políticos, como servidores públicos, deben ser la voz de los ciudadanos, sus defensores y promotores del bienestar común. Sin embargo, en Chile, como en muchas partes del mundo, hemos llegado a un punto en el que es crucial recordar el propósito fundamental de la política y sus actores: mejorar la vida de la población. Es hora de un llamado a la sensibilidad y a la acción por parte de nuestros políticos.
En los últimos años, hemos sido testigos de una desconexión creciente entre nuestros representantes políticos y la realidad que enfrentan los ciudadanos en diversos estratos sociales. La falta de seguridad, el debilitamiento del sistema educativo y la ausencia de una atención médica de calidad son solo algunas de las preocupaciones que los chilenos experimentan a diario. Los políticos deben estar dispuestos a comprender y empatizar con estas realidades.
La seguridad es un derecho básico que todos los ciudadanos merecen. Es hora de que los políticos dejen de lado las discusiones partidistas y se unan para garantizar que nuestras calles sean seguras para todos. Los índices de criminalidad siguen siendo un tema urgente que requiere una atención constante y medidas efectivas.
En cuanto a la educación, es la base del progreso de cualquier sociedad. Chile necesita políticos que se comprometan a fortalecer y mejorar nuestro sistema educativo. La educación de calidad no debe ser un privilegio, sino un derecho para todos los niños, independientemente de su origen o estrato social. La falta de oportunidades educativas afecta a toda la sociedad a largo plazo, y los políticos deben reconocerlo y actuar en consecuencia.
La salud es un pilar fundamental para el bienestar de una sociedad. Los políticos deben asegurarse de que todos los ciudadanos tengan acceso a atención médica de calidad. Es inaceptable que en un país como Chile, la falta de expertos en salud y la ineficiencia en la prestación de servicios médicos continúen afectando a la población. Se requiere una inversión significativa y un compromiso real para resolver esta crisis.
La sensibilidad en temas de progreso social es esencial para el bienestar de la sociedad. Los políticos deben recordar que su responsabilidad principal es representar y servir a los ciudadanos. Esto significa escuchar, comprender y actuar de acuerdo con las necesidades y preocupaciones de la población.
En particular, hagamos un llamado especial a los políticos que representan a la región de Tarapacá. Durante los últimos 12 años, hemos escuchado discursos de buena crianza y sentido común, pero los resultados en la práctica han sido insuficientes. Como ciudadanos, no estamos interesados en qué grupo político es mejor, sino en ver resultados efectivos y eficientes.
La eficiencia en el gasto presupuestario es esencial, pero no es suficiente. Se necesita una reingeniería en cada uno de los estamentos del Estado para asegurar que las funciones se lleven a cabo con responsabilidad y eficacia, eliminando la burocracia que ralentiza el progreso.
Los políticos chilenos tienen la oportunidad de cambiar la percepción que la población tiene de ellos. Pueden ser líderes sensibles, comprometidos y eficientes. Es hora de que dejen a un lado las divisiones partidistas y trabajen juntos por el bien común. La sociedad chilena necesita líderes que actúen con empatía, comprensión y resolución. Es hora de que nuestros políticos se levanten y cumplan con su función principal: mejorar la vida de los ciudadanos que representan.
Juan Carlos Hernández
Periodista. Editor IQQ